¡Tócame
despacio!
fueron
las únicas dos palabras que dijo.
Era
de noche, era el mes de enero
tu y
yo completamente nerviosos
jugando
a ser grandes en ese amor pasajero
en
la oscuridad de aquella habitación
en
el frio de no saber que hacer
la
magnifica aventura en busca de placer.
Te
confieso mi vida, ¡No sabia que hacer!
pero
te toque despacio
para
descubrir en ti y en tu piel
aquella
droga misteriosa
aquel
elixir de magia y fantasía.
Te
confieso mi vida, ¡No sabia que hacer!
mi
cuerpo junto al tuyo, desnudos
tocándonos,
oliéndonos, besándonos, amándonos.
Te
confieso mi vida, ¡No sabia que hacer!
por
eso esa vez fue la primera en esta historia
por
eso entre tus piernas temblé de miedo
por
eso decidí tomarte entre mis brazos
acurrucarte
en mi pecho y cantar
para así ¡Poder
romper el silencio!